Terrores nocturnos

 

"Llegarás antes si me persigues."

Conejo Blanco

Mientras Bruce Wayne disfruta de una noche de su rol de anfitrión en un eventos social, donde aprovecha para cortejar a una bella joven llamada Jana Hudson, un motín sacude el psiquiátrico de Arkham. La policía es incapaz de detener a los internos escapan destrozando las paredes, mostrando todos ellos unas musculaturas abominables y conductas casi animalescas.

Dada la magnitud y la gravedad de los criminales implicados, Batman recurre a todos sus aliados para iniciar la recaptura, incluyendo su batfamilia pero también las Aves de Presa y la propia Liga de la Justicia. Aquí podemos también algunas de las consecuencias de rebooteo parcial del universo del Caballero oscuro, en ejemplos como ver a Barbara Gordon ejerciendo como Batgirl en su plenitud física y a Arnold Wesker, el célebre Ventrílocuo, vivo e incluso hace acto de presencia el Tiburón Blanco, autor material de su asesinato.

No obstante, en el periplo personal de enfrentarse a Dos Caras o a Clayface -que ha intentado interpretar al Joker sin convencer- Batman encuentra a una miteriosa joven ataviada en lencería blanca y con orejas de aspecto de roedor que se hace llamar Conejo Blanco. Ella, por alguna razón se muestra presente, instigándolo a seguirla y conducirlo a cada trampa. Al parecer, ella estuvo implicada ayudando a los internos a probar una droga experimental que elimina el miedo y las inhibiciones propias en las situaciones de pánico, lo que explicaría la conducta salvaje de los reclusos.

Un análisis químico revela que la toxina procede de una planta, por lo que Batman acompañado de Flash se acercan a la guarida de Poison Ivy, con la mala fortuna de que el corredor esmeralda se pincha con una espina, situación que lo obliga a correr para evitar que la droga presente en ella se metabolice en su organismo. Al descubrir que Pamela Isley ha desaparecido, el murciélago enfila hacia una misteriosa isla en dónde aparentemente se halla secuestrada.

Aquí comienzan a acelerarse las cosas, con un ataque aéreo de un desquiciado Deathstroke y la aparición del Espantapájaros, que infunde la droga en Batman, droga que afecta su psiquis temporalmente y lo lleva a atacar a Superman que ha venido a prestar ayuda. En lo personal, agradezco que en esta ocasión se deje bien claro quién es el verdadero mandamás en cualquier pelea y mientras un desinhibido Murciélago lo acusa de fascista, alienígena y entrometido, el Gran Azul intenta calmarlo y se contiene sabiendo que puede destruirlo con un meñique si se lo propusiera. Y el autor que diga lo contrario, miente.

Superada esta instancia, Batman deberá rescatar a Poison del verdadero autor de la fuga masiva, que no es otro que Bane, más violento y desaforado que nunca. A mí me gusta mucho esta pelea. Ver al gigante dándole con todo al héroe, transmitiendo una sensación de superioridad y peligro que realmente se acentúa en cada viñeta, saltando a un faro desde el suelo con asombrosa facilidad gracias a la última versión de la droga.

Afortunadamente para el murciélago y la Justicia, Flash llega para ayudar a último momento y entre ambos obligan a Bane a ingerir el antídoto, que lo priva de sus inmerecidos atributos musculares.

Y en otra parte de la ciudad, se descubre que Conejo Blanco en realidad es Jana Hudson, metahumana con la capacidad de dividirse a voluntad en dos personas en diferentes lugares.

Paul Jenkins junto David Finch en guión y el propio Finch en gráficos realizan una historia de acción con desfile de extras de lujo. Se ha comparado a Terrores Nocturnos con Silencio por esta continua sucesión de luchas contra villanos de la franquicia, pero creo que no llega a ser densa como la primera y la duración más acotada hace que uno no tenga tiempo de hallarle grandes falencias. Se lee de un tirón y se disfruta sin mucho esfuerzo. Y con respecto al arte, roza lo espectacular en muchos momentos, para lucimiento del dibujante que, como hemos dicho, ha coescrito la obra.

Nota personal: 8