Perla

 



"Por si no lo habías notado, chico, ya llevas esa R en el pecho."

Nigthwing 


Damian Wayne es una perla aún por terminar de encontrar su forma y Peter Tomasi aprovecha este tomo centrado casi completamente en él para mostrar paulatino su crecimiento, esto referido en terminos de madurez emocional.


En el comienzo, mientras un nuevo villano llamado Terminus quiere atacar al Murciélago marcando víctimas con su logo, el último Robin ha tomado como algo personal demostrar y demostrarse a sí mismo que es el mejor petirrojo. Entonces, comienza a atacar de manera sorpresa a Tim y luego a Jason, robando la moto al primero y una capucha roja al segundo como trofeos. El ataque de Terminus interrumpe su faena y el bien hacer de Nigthwing vuelve a ponderar que es  el gran hermano mayor digno: le obsequia uno de sus bastones sin luchar, tras aclararle que no tiene que defender el lugar que ya se ha ganado. Por cierto, así sea con un enemigo de medio pelo qué fuerte es ver a los cuatro Robins juntos.


Luego, es buen momento para mostrar el origen del personaje durante su crianza, que básicamente fue un mero entrenamiento militar y de lucha con su madre, donde en cada cumpleaños le preguntaba quién era su padre y ella prometiendo revelarle su identidad y presentárselo cuando la venciera en combate.


Un ataque zombie doblega la ciudad y en una aventura donde cae prisonero muestra sus falencias al desconectar la comunicación con su padre, pero también le demuestra la importancia que le empieza a dar a su legado familiar al rescatar una perla del collar de su difunta abuela, Marta Kane Wayne.


La última parte revela una serie de pruebas en las que el joven somete a su padre en viajes por Londres, Barcelona y Grecia en búsqueda de reliquias familiares desconocidas para él, como una piedra del Partenón con la propuesta matrimonial de Thomas a Martha. Destaco el buen gesto de Bruce Wayne de no llevarse dicha piedra por más que un guardián griego se lo permita en desmedro de su patrimonio cultural. Y mientras Batman pasea por el mundo divirtiéndose con Alfred, que también aprovecha para volver a actuar en un teatro londinense, Damian se emponcha como Murciélago con un traje que le queda simpáticamente enorme y se dedica a patrullar por las calles.


La serie continúa con el tono descontracturado y divertido que la caracterizó desde el comienzo, donde la acción no falta y uno empieza a tomar más afecto a esta nueva dinámica entre dos personajes que, como dijo su autor desde el primer momento, "están destinados a entenderse".


Patrick Gleason, Tomas Giorello y Ardian Syaf realizan un estupendo trabajo gráfico, ayudado a transmitir el espíritu humano de la colección.


Nota personal: 8






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