Nacido para matar
"Soy tu padre y eres mi hijo. Mi deber es quererte y protegerte. Debería ser sencillo, pero por algún motivo se vuelve cada vez más difícil. Sé que nunca jugaremos al béisbol detrás de la mansión tras un día duro...pero mentiría si dijera que una pequeña parte de mí no disfrutaría de esa existencia mundana, aunque solo fue por unos instantes."
Batman
Una serie que apareció sin mucho revuelo y lograría niveles de excelencia desde las primeras páginas comienza aquí.
Bruce Wayne vuelve a ser el Batman de Gotham y por primera vez el Robin que lo acompañará será su propio hijo Damian. El joven impetuoso que ha sabido portar el traje junto a Dick Grayson esta vez probará su valía y al mismo tiempo intentará luchar por lo que cree y es que debe ganarse el afecto del Caballero Oscuro.
La aparición del hijo de Henry Ducart, uno de tantos maestros que forjaran su camino previo a convertirse en Batman, pondrá al joven a replantearse si los métodos que intenta imponer su progenitor son los adecuados para acabar con la delincuencia, ya que encuentra a una persona que utiliza una solución más parecida a las empleadas por su rama materna y a los valores con que lo han forjado.
Peter Tomasi escribe con maestría una historia de una relación tan compleja sobre un padre que no está acostumbrado a serlo en la vida real y tiene que lidiar con un hijo preadolescente que fue criado para ser un genocida, pero que no deja de ser un niño más indefenso de lo que está dispuesto a asumir. Un chico que tiene un ego altísimo, producto de su crianza, de su linaje y pero también por los genes de un tozudo padre y un vehemente abuelo. Todo el conflicto de un ser en formación que cree saberlo todo como cualquier inmaduro, pero que no tiene todas las respuestas y que necesita un guía están adosados aquí. La soberbia de Damian está plasmada, mientras que no deja de mostrar que en el fondo posee una extrema admiración y el deseo de ser aprobado por alguien a quién adora y no por idealización heroica sino por amor real.
El crecimiento de un personaje insoportable a uno querible con sus méritos comienza aquí, con este autor que demuestra una dimensión diferente tanto en él como en el propio Batman.
Bruce Wayne está tratando de alejar la oscuridad de su vida, dejar de recordar a sus padres por su defunción sino por cómo fueron en vida y manifiesta sentimientos que jamás había experimentado: miedo a la muerte, miedo a fallar y sobretodo, miedo a ser mal padre. Y al mismo tiempo quiere ser feliz, comunicarse con su hijo sabiendo que nunca se preparó para ello e intenta acercarse así sea adoptando un perro. No le habla como un guerrero o un mentor, lo aconseja, lo estimula y lo conforta. Y deja bien claro que nadie puede meterse con su hijo y salir librado de ello.
Todo está bien hecho en este cómic, no hay fisura alguna: la trama, los diálogos, las interacciones, la mirada de Alfred. La empatía es inmediata y dota de cuerpo a una colección que se ha tornado histórica por tanto bien hacer.
Patrick Gleason, por su parte, realiza unas ilustraciones espectaculares tanto en las abundantes escenas de acción -que no escasean como podría suponerse en un cómic cuyo componente principal es el emocional- y también en la expresividad de los personajes, llevándolos de un talante a otro de manera creíble y lógica.
Nota personal: 10


Comentarios
Publicar un comentario