La casa del silencio




"Doctor Elliot, desfigurarte fue decisión tuya. Las molestias formaban parte de esa decisión. Pero si aún te duele, alégrate de que nuestra parada sea en Arkham. Aún puedes internarte."

Katana


Jenna Duffy, la Carpintera ha sido contratada por un nuevo villano autodenominado El Director que quiere labrarse una reputación en la ciudad. Este hombre (cuyo aspecto desgarbado y barbas recuerda a Spielberg) quiere filmar la muerte de Batman y quiere que esta habilidosa jovencita llene de trampas un teatro que oficie de escenario de tal evento. Duffy no puede con su genio y termina inmersa en una situación en la que ella misma se pone en peligro.


En tanto, Tommy Elliot, hastiado de tener que interpretar a Bruce Wayne en apariciones públicas acompañado de superhéroes ha intentado liberar a internos de Arkham como Jane Doe, aquella sombría criminal que asesina y personifica a sus víctimas. Sin embargo, se verá favorecido cuando Judson Pierce, un mafioso de la vieja escuela que ha cumplido con su condena sólo desea disparar al heredero de los Wayne por una venganza contra sus padres. Esta primera confusión a Silencio le termina ofreciendo una nueva oportunidad para perpetrar su venganza, uniéndose a este y al Doctor Muerte. Esa historia profundiza aún más en el pasado de las familias Wayne y Elliot, de cómo Thomas era un playboy aficionado a un estilo de vida hedonista hasta conocer a su futura esposa Marta Kane, que resultara voluntaria en la clínica de Leslie Thompkins.


Al mismo tiempo, el Batman original, Bruce Wayne se enfrenta a un villano llamado El Chinche, que mediante enjambres de insectos logra dominar a las personas como zombies. Hay lugar para subtramas, como Damian brindando una moto y un garage al chico que lo ayudó contra Zsasz, en un gesto fraternal que desentona con su personalidad. Y entre las remembranzas de los personajes, alguien cuenta la primera aparición del Joker, que se siente innecesaria, forzada y probablemente incluída para levantar las ventas de una serie que no repuntaba su popularidad.


Paul Dini cierra su etapa en esta colección, agotando todo cuando podía de Silencio en su cosecha y finalizando su personal e interesante estadía en las series del Murciélago. Se respira cierta dejadez con respecto a lo que nos venía brindando, y su interesante mundo ya ha aflorado sus semillas. El arte de Dustin Nguyen sigue regalando belleza sin decaer y enfatizando los mejores momentos de manera más que brillante.


Ivan Brandon y Ramon Bachs brindan una historia de complemento sobre un Harvey Dent más enloquecido y desquiciado que nunca tras ser perseguido por la ley, extraviando en el camino su moneda. Lo interesante que plantea este cómic es que ese artículo no determina las decisiones del criminal, sino que es el único resquicio de decencia que le da la oportunidad de no ser malvado. Y sin ella, no necesita contenerse.


Nota personal: 7




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