Espejo oscuro parte 2

 



"¿Quieres oir algo divertido? Creo que lo más cerca que he estado alguna vez de tener miedo fue el día que tú y yo nos conocimos."

James Gordon Jr.


Un crimen inusual ocurre en un floreciente banco: una orca ha aparecido dentro de la institución con el cadáver de una amiga de la dueña de la institución financiera en su interior. Gordon anoticia a Grayson que quien preside ese lugar es la hija de Tony Zucco, el asesino de sus padres. Al parecer, ella está siendo víctima de extorsiones de grupos criminales para brindarles un soporte legal a sus fondos. Y luego, también le cuenta del regreso del joven James, de quien desconfía y le pide a su ex yerno que charle con él y observe si su redención actual es real o fingida.


Batman realiza una exhaustiva investigación relacionada con el lavado de activos, para observar que el dicho de que un fruto no cae lejos del árbol es bastante acertado a veces.


El comisario más tarde siente que pedir ayuda a Grayson de un tema familiar fue un error y le roba a su hijo una de las pastillas con que se medica y se la entrega a Barbara para que la analice. El resultado no podría ser más perturbador: no se trata de una droga que inhiba su comportamiento antisocial y su apatía sino que lo exacerba. Gordon entonces se da cuenta de la magnitud del peligro en ciernes: su hijo se ha ofrecido para el programa de nutrición infantil de la clínica de Leslie Thompkins.


El escape fortuito del Joker complica todo al ser inevitablemente la máxima prioridad, más cuando aparece la ex esposa del comisario víctima de la famosa toxina del psicótico de cara blanca. La búsqueda del payaso conduce a un punto ciego aún durante su detención cuando Batman comprueba que el crimen no lleva su sello y que otra persona utilizó esa droga, probablemente para despistar.


Ha sido James Gordon Jr. quien aprovecha para secuestrar a su hermana Barbara y clavarle dos cuchillos en sus inmóviles piernas para torturarla. Ahí conocemos su motivación real: la medicación para reforzar su empatía sirvió, mejoró su personalidad y su humor, pero él se sentía débil por sentirse identificado con otros. Al ver una foto de un Batman sonriente dedujo que era Dick Grayson, a quien conoció desde niño y siempre encarnó una personalidad completamente opuesta a la suya. Por eso decidió volver a Gotham y convertirla en un terreno donde las futuras generaciones tuvieran el mismo trastorno antisocial que él consideraba su fortaleza. 


Estamos ante una obra maestra de un autor que se luce en cada página, en una historia depresiva, terrorífica, intensa y completamente inmersiva. El clímax ha sido llevado con habilidad de novelista nato de terror, y para ese momento todo lo que se desencadena resulta creíble.


Además, el tono de oscuridad en una Gotham enajenada encaja perfectamente con el entramado en que se apoyan las mejores tramas del murciélago. Ni el propio Dick escapa de esa negrura que lo lleva a profundas y sesudas reflexiones y lamentos, a pesar de ser un héroe innatamente optimista.


Es una profunda lástima que este sea un oasis aislado en la andadura de Scott Snyder escribiendo a Batman, yendo tristemente de mejor a peor. Sin embargo, en esta aproximación inicial, nos regaló un arco excelso.


Nota personal: 10




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