El regreso de Bruce Wayne
"Las campanas siguen sonando. Aún no ha terminado. No mientras Gotham City necesite a Batman. No hasta el final de la noche."
Bruce Wayne
Tal como comprobaron Dick y Damian recientemente, el antiguo Batman no fue aniquilado por Darkseid con su rayo omega, sino enviado al pasado de Gotham, amnésico y específicamente transportado porque el dios sabía que la determinación del héroe lo haría retornar como fuera. Por ende, lo ha dejado cargado con una dosis exponencialmente alta de energía Omega cuyo poder se va incrementando por cada salto temporal hacia el futuro en el que es llevado en cada eclipse solar.
Entonces, comenzamos viendo a Bruce Wayne adaptándose como habitante y luego caracterizándose como en un Batman acorde al atuendo de cada época, en diferentes aventuras que homenajean la edad de oro del cómic pero que rozan por momentos el cliché. Así, lo vemos junto a una tribu de cavernícolas enfrentada a Vándalo Salvaje; en una época de Gotham colonial y religiosa de temor al diablo con quemas de brujas mediante; buscando un tesoro bajo las cavernas bajo amenaza de Barbanegra; perseguido por el cazarecompensas Jonah Hex en un western nocturno y lluvioso y en alguna época del siglo XX de aspecto noir, donde impide la invocación del demonio Barbatos en el que participa su futuro enemigo, el doctor Hurt.
Una delegación de héroes ha ido en su búsqueda y viajando contra la corriente histórica, formada por Rip Hunter, Booster Gold, Superman y Linterna Verde, pero que descubrirán que el regreso del Murciélago puede destruir la línea del tiempo por la sobrecarga de energía Omega, lo cual colapsaría de anomalías el universo hasta llevarlo a su fin.
La trama entera abunda en metafísica y si bien es entretenida, por momentos peca de rebuscada y requiere de mucha atención y -al menos en mi caso- de explicaciones de lo que va ocurriendo, lo cual complica su comprensión en una primera lectura. Es agradable ver al héroe luchando seriamente en diferentes contextos, fuera de aquellos años donde el humor y la desfachatez reinaban en la construcción de guiones. Eso no hay duda. Pero probablemente falla al hacerle sentir al lector que Grant Morrison siempre enlaza tanto sus historias que hace falta leer lo anterior y lo posterior para tener un panorama más completo.
Sin ir más lejos, la propia resolución del conflicto es cuando menos confusa.
Cada número y época posee un dibujante diferente, con hermosos resultados debo aclarar, Chris Sprouse, Frazer Irving, Yanick Paquette, Geoge Jeanty y Pere Pérez son los artistas en cuestión.
Un cómic imperdible para fans, pero con la salvedad que todo el periodo escrito por Morrison debe verse como un ente cohesionado que debe desglosarse en capas. Definitivamente, no es apto para lectores con déficit de atención.
Nota personal: 7


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