El corazón de Silencio y Los tres

 EL CORAZÓN DE SILENCIO

"Quería herirte de la peor forma posible. Sé lo que esa furcia significa para ti, por mucho que te niegues a reconocerlo. No importa con quién estés... Una diplomática, una famosa de la alta sociedad o una tipeja con superpoderes... Solo hay una mujer capaz de llegarte de verdad al corazón."

Silencio

Ante la inminente posibilidad de un ataque del Guante Negro, Silencio decide que es momento de adelantarse a su jugada y acabar de una vez por todas con su viejo ex amigo.

Utilizando al Espantapájaros, hace que éste secuestre a un niño llamado Collin Wilkes, al que además droga con el veneno de Bane. Así, logra generar la distracción para dar su verdadero movimiento. Tommy Elliott conoce muy bien a su adversario, conoce cómo siente, cómo piensa y sus puntos débiles. Y va por el más grande que encuentra: Catwoman.

La agraciada ladrona felina es atacada nuevamente por este criminal que la sorprende al mostrar su rostro bajo los vendajes: increíblemente se ha realizado una cirugía plástica en el rostro, llegando a convertirse físicamente en un reflejo del propio Bruce Wayne.

Batman llega entonces a un panorama que jamás había previsto: Catwoman se encuentra en una cama conectada a una máquina que le ofrece soporte sanguíneo vital de manera artificial. Silencio le ha arrancado el corazón a la felina como venganza y se ha llevado ese órgano, dejándolo criogenizado.

Paul Dini y Dustin Nguyen dan cátedra de cómo utilizar a este villano tan mal aprovechado en su pasado, acaparando sus capacidades personales (el estudio de la medicina, el hospital que usa como base y los enfermeros siniestros al mejor estilo de película de terror) como fortaleza y desentrañan ese halo de misterioso que lo rodea en más capas de una compleja personalidad.

Además, ahondan en su pasado para revelar cómo fue vivir con su sobreprotectora madre cual lastre e impedimento para su propia autorrealización y su felicidad. La mezquina mujer fue obligándolo a estudiar medicina sin acceso mientras tanto a la fortuna familiar, quitándolo de su testamento por iniciar un romance con Peyton Riley (hija de un mafioso y futura Ventrílocua) por no pertenecer al círculo social de clase alta... comparándolo constantemente con Bruce Wayne... ¡Todos los hijos odian eso! 

Es interesante cómo se evita caer en el tópico victimizar a un rufián para que el público se sienta identificado. Dini se limita a mostrar sus motivaciones y su forma de ver la vida y el por qué de tan enceguecido odio, haciendo que lo entendamos por más que no compartamos su visión ni sus acciones.

Así, hace la mejor historia a la fecha del villano, metiendo sus propios elementos y al mismo tiempo dándole sentido a varios elementos vistos anteriormente, como los vendajes en su rostro, que aquí se descubre que también los usaba su madre durante su convalecencia.

Mención aparte merece Catwoman, no sólo como víctima sino también mostrando su importancia para el Murciélago y cómo ella misma se reúne previamente con Zatanna para hablar de él y como la maga, habiendo sido rechazada, la insta a Selina a declarársele. O como el propio Encapotado, reconociendo que pase lo que pase siempre querrá a la bandida, en un momento claramente intenso. 

Nota personal: 10

LOS TRES 

"¿Cuál es la forma adecuada para profanar la memoria de alguien a quien amé?

Robin

El Joven Maravilla se encuentra investigando la ruta de la mafia oriental junto a la criminal Violet, cuando una imitadora de Spoiler aparece en escena, portando su mismo atuendo.

Robin se siente molesto ante alguien que usurpa la identidad de su difunta novia y pese a la situación de peligro de vida ante los gángsters, decide investigarla junto a Batman.

El dúo dinámico llega al departamento de la joven y la increpan acerca de que no puede utilizar ese traje, que no se lo ha ganado sea quien sea. Y es entonces cuando la chica se desenmascara, demostrando que es la propia Stephanie Brown.

Robin se queda pasmado, y su reacción inmediata no podría ser más emotiva: la besa intensamente, levantándola en brazos de la emoción. Da gusto ver por una vez a Tim feliz. Entonces le pregunta a Batman si sabía que Stephanie vivía, a lo que el Encapotado responde que lo sospechaba. Ella pregunta si es bienvenida y aunque Batman le pide un tiempo para pensar, ella se impone declarando que ya tuvo demasiado tiempo de prueba.

En la cueva se suceden las tan esperadas explicaciones. Ante un sorprendido y feliz Alfred la ex Robin confirma que nunca estuvo muerta: Leslie Thompkins decidió cambiar su documentación con la de una paciente muerta de sobredosis y se marchó con ella al África, para protegerla y evitar que regrese a la lucha contra el crimen en ese estado. El precio fue ser considerada una asesina por Batman y perder su amistad, pero lo pagó con creces para salvar a una jovencita herida. Sin resurreciones mágicas de por medio, y con un recurso magistral se convierte la acción de Leslie en un sacrificio, mucho más realista con su forma de ser que el espantoso femicidio al que la habían inducido antes.

Batman confirma que dudaba del relato, por ello nunca entregó a Leslie a las autoridades ni tampoco hizo un memorial por Stephanie en la cueva al no estar seguro de su muerte y las extrañas circunstancias relacionadas. Y ahora, ella ha regresado porque todo el tiempo que estuvo lejos sentía que estaba huyendo de sus problemas en lugar de enfrentarlos y que si no lo hacía, la devorarían.

El final no podría ser más tierno, con el reencuentro de la adolescente con su madre y su regreso al universo gothamita por la puerta grande.

Chuck Dixon recupera a uno de sus mejores personajes y en sólo dos páginas le devuelve la dignidad arrebatada a ella y a la también adorada Leslie Thompkins. Chris Bautista hace los honores en el apartado gráfico de esta optimista historia.

Y así, por primera vez tras más de quince años desde su creación, Stephanie Brown se incorpora con justicia a la batfamilia de manera oficial y su leyenda se acrecentará prontamente, cuando se convierta en la próxima -y para muchos mejor- Batgirl.

Nota personal: 7