Batman y Robin renacidos
"Una de las primeras cosas que me advirtió Batman cuando empecé como Robin es la facilidad con que una capucha puede convertirse en una venda en los ojos."
Batman
Gotham City vuelve a estar bajo la protección del dúo dinámico. Dick Grayson es el nuevo Batman, acompañado por Damian Wayne, ya que es el cuarto joven maravilla.
Jim Gordon y su cuerpo de oficiales rápidamente aceptan a este nuevo equipo en ciernes y a su nuevo batmobile volador, porque si bien el comisario reconoce que el Caballero Oscuro actual no es su viejo amigo, sí lo encuentra gratamente familiar.
Podría decirse que las aventuras son meramente anecdóticas, porque el fuerte de la historia está en la relación e interacción entre ambos y las fuertes personalidades que los definen. Un Dick Grayson que siente que está llevando una capa que le pesa y que es convencido por Alfred que, como artista, lo tome como una interpretación. Es más que interesante el contraste con Bruce Wayne, al haber ahora un Batman mucho más atlético y acrobática; también más sentimental, capaz de llorar por víctimas inocentes y preocupado de ser un modelo positivo para su compañero.
Los roles de carácter clásicos se ha invertido y ante un Batman optimista tenemos ahora un Robin gruñón, con aires de superioridad y que respeta a su compañero en el fondo, pero que es capaz de herirlo con filosos argumentos como la inevitable comparación con su padre. Un Robin que originalmente fue criado para ser asesino y que está siendo reeducado en un proceso lento.
Los villanos son rocambolescos como el reptiloide Señor Sapo; el profesor Pyg, quien adhiere máscaras a las personas y las convierte en sus muñecos personales de obediencia o el asesino despiadado Flamingo. De todas formas, el postre es Jason Todd que ha vuelto a ejercer el rol del exterminador de criminales Red Hood, acompañado ahora por una chica llamada Sacha, que fuera víctima de Pyg a quien Robin no pudo salvar en una redada anterior.
Es más que notable el amor del autor por la época anterior a la Crisis, evidenciado en el aspecto de la capucha roja que es una adaptación más fiel al cómic de Bill Finger que al de Judd Winick. También, el mismo personaje es pelirrojo, como era en sus primeras versiones.
Grant Morrison nos regala una historia entretenida, colorida y notablemente más simple que las desarrolladas en sus anteriores experiencias. El precioso arte de Frank Quitely y Philip Tan mejora aún más el disfrute de un arco que me encanta desde la portada.
Nota personal: 10


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