Batman contra Robin


 "¿No puedes quererme por lo que soy? ¿Y no por lo que quieras que sea?"

Damian Wayne 


Damian se encuentra en la unidad médica y científica de su madre Talía, quien desea abiertamente que la actualidad de su hijo por ser Robin sea una fase antes de aceptar su legado como líder de la Liga de su abuelo. Visiblemente molesta contra Dick, lo retorna con Alfred luego de efectuarle un reemplazo de columna vertebral que produce en masa con clones orgánicos, curando al joven que había quedado malherido en su lucha contra Red Hood y el Flamingo.


Batman, en tanto, junto a Cyril y a la Escudera han penetrado un misterioso túnel subterráneo en Londres, a sabiendas de que hay un pozo de Lázaro en esa locación. El objetivo es claro: quieren revivir el cuerpo de Bruce Wayne que fuera quemado por Darkseid. En la faena aparece también Batwoman, en un evento relacionado a la religión del crimen y participa como espectadora de la resurrección del murciélago.


Notablemente violento, éste ser ataca a matar a los héroes, dejando a Kathy al borde de la muerte y huyendo a Gotham en su nave, llegando a la mansión. Ella, subyugada le pide al nuevo Caballero Oscuro que tome una medida desesperada y que la mate y la reviva en el pozo, dándose cuenta que es la única oportunidad de recuperarse completamente.


Dick y Batwoman logran llegar luego a la mansión e intervenir en la lucha de este zombie contra un todavía dolorido Damián, y entre los tres lo doblegan, solo para descubrir que el cuerpo nunca perteneció a Wayne, sino a una copia de las que realizaran los alienígenas durante la Crisis Final. Por lo tanto, y tal como creía Tim Drake, el verdadero Encapotado puede estar con vida.


Aquí es más que notable la personalidad de Dick bajo el manto, viendo a un Batman que pide disculpas abiertamente mientras es reprochado por un ceñudo Robin, o que coquetea sin disimulo alguno con Batwoman porque le atraen las pelirrojas, aunque ignora que ella sea lesbiana.


La segunda parte explora la búsqueda de indicios por parte de Dick en la cripta familiar de los Wayne, advirtiendo una serie de túneles en el desolado cementerio contiguo.


Es entonces cuando Damian comienza a atacar a Dick con su arma, sin tener voluntad alguna de su cuerpo. Lejos, Talía revela el motivo por el cual permitió que su hijo asumiera el rol de Robin: a través del implante de columna puede manejar el cuerpo de su hijo por control remoto y matar al ex Nighwing, a quien acusa de adoctrinar a su vástago.


Damian intenta huir pero es acechado en los jardines por un grupo de asesinos llamado La Tercera Jerarquía, de los que se enfrenta ayudado por el misterioso y enmascarado detective Oberton Sexton. En ese momento, el joven reconoce que su aliado utiliza un acento inglés impostado y le pregunta si es Bruce Wayne, dejando al hombre consternado.


Dick encuentra un símbolo de murciélago en la cripta, revelando una gruta que persigue a ver dónde conduce. Y al emerger a tierra con un cofre, es atacado nuevamente por Damian, solo que esta vez quien lo controla no es Talía sino un viejo enemigo de Nigthwing: el propio Slade Wilson, Deathstroke.


Si bien logra romper el enlace gracias a sus guantes eléctricos, los miembros de la Tercera Jerarquía se llevan el cofre, que era el objetivo por el cual habían ido a la mansión. 


El dúo dinámico confronta a Talía por la intromisión y la trampa morbosa hacia su propio hijo, y ella replica que si no se asume como continuador de la dinastía familiar materna pasará a ser considerado enemigo de los Al Ghul, pero Damián acepta esa ruptura.


Finalmente, bajo los túneles de la familia Wayne logran hallar un traje de Batman, demostrando una relación entre la familia Wayne, el Caballero Oscuro y un culto al demonio de aspecto de murciélago Barbatos, que fuera adorado por un ancestro maldito del propio Bruce.


Batman notifica a la Liga de la Justicia para que inicien su propia investigación y él se pone en contacto con Oberton Sexton y, como Damian, también advierte algo familiar en su presencia pero que no imagina hasta que se desenmascara: en realidad es el Joker.


Grant Morrison, acompañado en gráficos por Cameron Stewart y Andy Clarke, brinda dos oscuras tramas, bastante diferentes al tono colorido y optimista del primer acto del nuevo dúo dinámico. Nuevamente, las subtramas cobran importancia y reaparecen vestigios más que notables de un plan mayor como en su primera etapa.


Nota personal: 8




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