Tambores de guerra primera parte




 "Gotham estaría muerta si no fuera por ti. Pero no eres responsable de todos en esta ciudad. Por favor, tienes que aprender a dejar pasar".

Leslie Thompkins


Una nueva droga está circulando y con una alta tasa de mortalidad entre sus consumidores. Batman se ve descontrolado, violento e irascible en la búsqueda de los vendedores y productores, algo que advierte Batgirl e intenta entrar en razones con él. Al mismo tiempo, le cuestiona el destrato para con su amiga Stephanie Brown, a quien nunca ve apta para la tarea de vigilante.


Batman finaliza llevando a Casandra a visitar la tumba de Jason Todd y le habla de como era, sus gustos y que podría estudiar en la universidad de no haber sido tan impulsivo. Y Stephanie le recuerda a él, por eso quiere que tenga otra vida. También revela el motivo de su ira, el asunto que lo tenía mal: ese día hubiera cumplido años su difunto pupilo.


Luego hay una entevesada historia donde una joven y adolescente parturienta cae en la clínica de Leslie Thompkins con un disparo y ella debe decidir quién podrá sobevivir, si la madre o el bebé y le pide a Batman que busque a su familia para tomar esa decisión. Lamentablemente, hay intereses entre el liderazgo de una pandilla de un barrio que llevan a un secuestro de médica y paciente. Batman logra rescatar a su amiga y asistir en la cesárea, pero se reprocha la muerte de la parturienta pese al soporte vital que intentaron brindarle.


Luego asigna al vigilante Orpheuos a tomar el control de la zona, en un conflicto donde a su vez aparece la antiheroína de Bluüdheaven Tarántula y ambos se la ven contra una criatura de tintes kakianos llamado La Mugre, procedente de Santa Prisca. Este ser es un cúmulo de cucarachas con conciencia que pudre todo lo que toca y a la que terminan venciendo con un simple antibiótico.


La obra está llena de flashbacks de la infancia de Bruce compartida con Leslie Thompkins y también muestra algunos elementos que más tarde serán importantes: la implantación de Orpheus como un falso jefe de mafia (incluso se hace golpear por él para acrecentar su imagen) pero al servicio del Murciélago y la cada vez peor relación entre éste y el comisario Atkins que, siempre se recuerdan mutuamente, no es Jim Gordon.


Anderson Gabrych es autor de estas historias algo pasatistas pero levemente relacionadas con eventos futuros, acompañado por un buen trabajo ilustrativo de parte de Pete Woods.


Nota personal: 7




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