Deseo de morir para dos

 



"Idiota... tendrías que haberme dejado caer."

David Cain 


Si Greg Rucka ya había salido, Davin Grayson aún tenía una historia por contar y lo hace con broche de oro. Y también dibuja Roger Robinson este final.


Vemos a un Bruce Wayne más encauzado en su propia vida que nunca, operando en sus empresas, consolidando tratos con colegas millonarios en actos caritativos, brindando una beca completa a un repartidor y visitando Lucius Fox y su familia para luego quedarse a cenar. Poco y nada se lo ve en rol de Batman, pero en la cueva se comunica con Oráculo y cuando ella termina sus reportes le pregunta por su padre. Ella se sonroja y agradece por preguntar por él.


Al final del día Alfred le avisa de su agenda para la mañana siguiente y él, que estaba subiendo las escaleras, se detiene especialmente para agradecerle al buen mayordomo.


Si fuera el último cómic de Batman nadie discutiría que es el cierre perfecto. La tumba de los padres en el último cuadro, resplandeciente por un rayo de sol del amanecer habla por sí sola.


Ed Brubaker también hace las valijas en este caso acompañado por un joven Geoff Jones y también ilustrada por Scott McDaniel.


Sabiéndose que se acerca el testimonio de David Cain en el jurado donde debiera dar cuenta de quién lo ha contratado para matar a Vesper Fairchild se ha puesto una recompensa por su cabeza. Batman entonces inicia la protección del hombre que arruinó su vida ante la magnitud de un posible atentado de parte de Deadshot. No obstante, el propio reo está entregado y no le importa su propia suerte.


Una vez iniciado el ataque, el propio Caballero trata de explicarle a Cain que está cuidando por su hija, que a pesar de todo lo que ha hecho es su única familia y lo sigue queriendo. Él sabe por carne propia lo que es eso. 


La aparición de Deadshot también es simbólica porque también fue entrenado por él en su momento y asegura que lo tenía como su héroe. Lo curioso es que es el mismo tirador quien resulta vencido por su maestro y salvado por el justiciero. Debo admitir la fuerza que trasmite la imagen de Batman haciendo reanimación cardiopulmonar a un villano.


La última parte corre por cuenta de Kelley Puckett y Damion Scott al enfrentar a Batgirl en la situación de tener que interrogar -caracterizada como reportera- a su padre por un caso policial, pero al tenerlo frente a frente en prisión no aguanta las ganas y lo golpea. Al volver a la cueva, Batman la espera con un obsequio por cumplir un año como justiciera.


Y así termina la etapa más prolija y elaborada en equipo que tuviera el murciélago. Todos volverían esporádicamente a contar historias autoconclusivas del personaje pero jamás alcanzarían la bara de lo que lograron juntos, aunque sí hayan logrado muy buenas y notables obras personales.


Nota personal: 9






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