Bruce Wayne: expiación
"Me destruyeron. Me llevaron a juicio. Reprodujeron la cinta una y otra vez. Mi cara aparecía en los periódicos y la televisión. Dijeron que era tu amante. Me llamaron asesina. Y entonces me encerraron de por vida. De por vida, Bruce. Y después de todo eso, ¿crees que iba a contar tu secreto? ¡Nunca quise tu secreto! ¡Nunca lo quise! Sólo quería hacer mi trabajo..."
Sasha Bordeaux
La aparición de nueva evidencia no libera a Sasha Bordeaux de manera inmediata, debido a la burocracia de los procesos de apelación. Además, ella misma no acepta la ayuda de la abogada de Bruce Wayne. Ha pasado por bastantes cosas por su culpa y no quiere nada más de él.
Su estancia en prisión empeora aún más y cuando Alfred va a visitarla recibe la peor de las noticias: ha sido asesinada en una contienda por otra reclusa. Batman recibe la noticia con frialdad y al oir que un familiar retiró sus restos siente que la historia no cuaja ya que ella era huérfana y sin hermanos. Inmediatamente inicia una búsqueda intensa y, según le dice a Alfred, es simplemente porque ella conoce su secreto.
En realidad, si bien el asesinato existió fue salvada oportunamente, oficialmente dada por muerta y cobijada por la agencia Checkmate, quien ha visto sus aptitudes de combate, su lealtad y la ha incorporado a sus huestes. Ella acepta, con una cirugía plástica que modifique su aspecto y dispuesta a tener por fin un merecido nuevo comienzo.
El Murciélago sospecha la intervención de la agencia y confronta de manera cada vez más violenta a sus líderes pidiendo el paradero de Sasha, obligando a las autoridades a tomar medidas para evitar una guerra con un enemigo así. Y finalmente, acceden a ponerlo en contacto con ella.
De pelo negro y con un nuevo rostro, ella lo espera en el nevado parque Robinson. De manera tranquila le informa que jamás dirá su secreto a nadie, sin embargo la emoción la sobrepasa y golpea a su ex jefe por todo lo que la obligó a vivir, por no dejarla ser su guardaespaldas como correspondía y por no haberla cuidado cuando pudo hacerlo. Y entonces se besan apasionadamente. Pero ella automáticamente se arrepiente y por primera vez se dicen las verdades tapadas: Bruce dejó que ella supiera que era Batman para incorporarla a su entorno, pero al ir enamorándose ella de él, empezó a sentir lo mismo y la obligó a usar una máscara para poner distancia entre ambos. Como hace con todos.
Él le pide que regrese y que ha cambiado. Ella le deja saber que es demasiado tarde. Es imposible no sentir escozor ante esa despedida: todo aquel que ha tenido una ruptura amorosa ha vivido esa escena. Finalmente, ella por primera vez se pone triste por Vesper, su rival a quien jamás soportó. Y suavemente le deja una última frase a Bruce, antes de alejarse y dejarlo solo en la nieve: que no intente encontrarla.
Greg Rucka dice adiós para siempre de las series regulares de Batman y utiliza a su personaje fetiche, el mejor de su invención, para cerrar su ciclo yéndose por la puerta grande. Nada de lo que se diga se le hará justicia a su aporte y quedará para la posteridad la obligación de difundirse para que sea redescubierto.
Steve Lieber y Rick Burchett son los encargados de ilustrar este final, dejando un sabor bastante agridulce, como sólo algunos buenos libros nos dejan y en muy contadas ocasiones, algunos buenos comics.
Nota personal: 10


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