Tierra de Nadie parte 8

 "¡Los compañeros son iguales, Batman! ¿Cuándo me has tratado como a tu igual? ¡Los compañeros, por ejemplo, te cuentan sus planes! ¡Te mantienen informado! ¡Y no se largan dejándote con la palabra ena boca!"

James Gordon 

Cinco meses ha pasado ya René Montoya como cautiva junto a su familia de Dos Caras, luego de la ruptura del trato del comisario Gordon con el villano. En todo este tiempo, en donde se ha evidenciado que el ex fiscal se ha enamorado de la joven agente, ha sido un martirio para todos que tiene como punto final el secuestro de su jefe.

Obligada a actuar como alguacil, Dos Caras somete a Gordon a un juicio con sus propias reglas, acusándolo del pacto que realizó con el mismo y el peligro al que expuso a su agente acercándola a un criminal psicótico comprobado. El delirante argumento de alguien culpando a otros de sus propias acciones es absolutamente verosímil, muy bien logrado pero además le endilga el incumplimiento de dicho acuerdo entre ambos. Perdido, el jefe de policía recurre como defensa al único abogado que cree que podrá usar los argumentos en su favor y dar vuelta el veredicto: Harvey Dent. La insaciable sed de justicia de ambas caras equilibra la situación y el propio villano termina declarando el juicio nulo y entregándose.

Al finalizar la parodia de proceso legal, el buen oficial sabe que tiene una charla pendiente con su viejo aliado y se reúnen él y Batman en su patio para decirse las cosas en la cara que tenían pendientes.

La siguiente situación es de las mejores que he leído en toda la cronología de Batman y probablemente sea uno de los motivos por lo que un adulto como quien escribe lee comics. Toda la conversación entre ambos es notable, empezando por el silencio incómodo, las charlas banales...y finalmente las facturas de Jim Gordon.

No es fácil para él ser quién ha sido y se lo hace saber. Ser subestimado por sus colegas por depender de una leyenda urbana para cumplir su deber, soportar las sustituciones de Azrael y Nightwing en el manto como si subestimara su inteligencia, el hacerle sentir que no formaba parte de su círculo de confianza y su abandono de Gotham cuando más lo necesitó son motivos más que suficiente como para solidarizarnos con un hombre que lo ha dado todo en una relación desigual y completamente egoísta. Entonces, en un imprevisible intento de acercamiento el Murciélago se quita la máscara dispuesto a demostrar su verdadero rostro, pero su amigo le confirma que no le interesa saberlo o que incluso probablemente sepa quién es. Simplemente quiere dejar de ser usado y subestimado por su amigo. Sellando un nuevo pacto deciden planificar juntos cómo recuperar la ciudad definitivamente.

Petit y la Cazadora, en tanto, se acercan al juzgado deseando ejecutar públicamente a Dos Caras pero Batman y los de Azul los obligan a retirarse. A estas alturas, el ex oficial ya es un delirante parapolicial peligroso y la heroína sigue aferrada a él por despecho al Caballero Oscuro.

Con el disco compacto robado por Catwoman, Batman y Oráculo logran obtener pruebas fehacientes de quién es el nuevo dueño de Gotham. La misteriosa mujer que contratara a Bane se reúne con el Pingüino y se descubre que ella es su contacto con el exterior, aunque Coblepott ignora para quién trabaja ella. Al parecer durante meses se han infiltrado en la ciudad y el Blüdhaven toneladas de material de construcción, con el fin de realizar obras públicas y sociales a mansalva.

En un noticiero se observa a Lucius Fox declarando la posibilidad de la anulación de la ley de Tierra de Nadie, la carta que intentara jugar Bruce Wayne desde un comienzo.

Pero los reflectores de las noticias cambian el foco al llegar el helicóptero que trae a la persona que ha estado tras bambalinas orquestando pieza por pieza la situación, esperando el momento propicio para erigirse como el salvador mesiánico. Y con su sonrisa política de filantropía y altruismo, desciende en Gotham finalmente Lex Luthor.

Greg Rucka es el único autor de esta parte cuyas ilustraciones son repartidas entre Damion Scott, Craig Rousseau, Rick Burchett y Paul Ryan.

Nota personal: 10